6 de diciembre de 2012

Don Juan Tenorio, de Jose Zorilla

El mes de Noviembre es, por excelencia, el mes de Don Juan Tenorio, y por toda Sevilla ha habido representaciones de esta gran obra teatral de Jose Zorrilla.

Yo, como no podía ser menos, he ido a ver una de estas representaciones, y en concreto he visto la que ha realizado la asociación de teatro del Colegio Santa Ana, TomaTeatro. En principio la obra se representaría en el Patio Andaluz del colegio, pero debido a las malas condiciones climatológicas se llevó a cabo en el salón de actos del colegio.
Don Juan y doña Inés.
 Foto: TomaTeatro
Fui a ver la obra con mi familia y con las amigas de mi madre, y me gustó tanto que se lo recomendé a mis amigos de la facultad, y volví a ver la obra con ellos.

Después me compré el libro (que, por alguna extraña razón, aún no tenía en casa, xD), y comencé a leerlo. En cada escena se me venía a la mente la representación de los actores de TomaTeatro, leía con la entonación que le daban ellos, y rememoraba cada uno de sus movimientos. Y de esta forma, la lectura ha sido fascinante.

Este domingo fue la última actuación, y mi tía me propuso ir a verla de nuevo, ya que queríamos verlo en el patio. Pero, por desgracia, tampoco pudo ser posible debido al frío. Así que al final, he visto la obra tres veces, pero desde luego ha merecido la pena porque son unos grandísimos actores que la han representado de maravilla.

Mañana, jueves 6 (o más bien debería decir esta tarde, porque al final se me ha hecho tan tarde que ya estamos a día 6, xD), a la 18:00 volverán a representarlo, pero ésta vez de forma benéfica, "Don Juan Tenorio Benéfico". La entrada, en vez de costar 5€, costará 1€ y 1 kilo de algún alimento no perecedero para ayudar a los más necesitados. La entrada se puede comprar en el propio colegio Santa Ana (C/ Padre Damián, nº 2, Los Remedios) desde las 17:00.

Os recomiendo a todos que, si no habéis tenido el gusto de ir, mañana vayáis a ver la obra, porque verdaderamente merece la pena.

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Me encanta la velocidad con que transcurre todo. En la lectura, no podía parar de leer, porque la acción no da tregua.
La obra se divide en dos partes, cada una de las cuales transcurre en una sola noche, con cinco años de diferencia. Y en cada una de esas noches suceden miles de cosas atropelladamente.

Todo comienza por una apuesta para saber quien de los dos, don Juan Tenorio y don Luis Mejía, obraban peor, conquistando a más mujeres y venciendo a más hombres. Para ello, don Juan Tenorio viajó a Italia, mientras que don Luis Mejía fue a Flandes.
En Nápoles, don Juan Tenorio colgó éste cartel:

Aquí está don Juan Tenorio,
no hay hombre para él.
Desde la princesa altiva
a la que pesca en ruin barca,
no hay hembra a quien no suscriba;
y a cualquier empresa abarca,
si en oro o valor estriba.
Búsquele los reñidores;
cérquenle los jugadores;
quien se precie que le ataje,
a ver si hay quien le aventaje
en juego, en lid o en amores.

Pero a mi me gusta mucho más el cartel que colgó don Luis Mejía en París:

Aquí hay un don Luis
que vale lo menos dos.
Parará aquí algunos meses,
y no trae más intereses
ni se aviene a más empresas,
que a adorar a las francesas
y a reñir con los franceses.

Tras exponer cada uno sus aventuras y amoríos en en ese año que ha durado la apuesta, acaban apostando a dos mujeres más, doña Inés, en principio, prometida de don Juan, y doña Ana, prometida de don Luis, con quien se casará al día siguiente.
De esta forma, el resto de la noche transcurre tratando de evitar que el otro consiga lo apostado.


En el resto de la obra, mis fragmentos favoritos son:

Empezó por una apuesta.
siguió por un devaneo,
engendró luego un deseo
y hoy me quema el corazón.


"Doña Inés del alma mía"
¡Virgen Santa, qué principio!


Tu presencia me enajena,
tus palabras me alucinan,
y tu aliento me envenena.
¡Don Juan!, ¡don Juan!, yo lo imploro
de tu hidalga compasión:
o arráncame el corazón,
o ámame, porque te adoro.


¡Ah! Por doquiera que fui
la razón atropellé,
la virtud escarnecí
y a la justicia burlé,
y emponzoñé cuanto vi.
Yo a las cabañas bajé
y a los palacios subí,
y a los claustros escalé;
y pues tal mi vida fue,
no, no hay perdón para mí.


 Y por supuesto, la famosísima estrofa:

¡Ah! ¿No es cierto, ángel de amor,
que en esta apartada orilla
más pura la luna brilla
y se respira mejor?

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P.D.: Como se ve, el Tenorio me ha llegado muy hondo, y todo se debe a uno de los actores (no pienso decir quien), que ha realizado tan bien su papel de galán, que... bueno, sobran las palabras, ¿no? :P